Sombras

miércoles, octubre 24, 2012

CERVERA DEL RÍO ALHAMA - Subida de San Gil


Cuesta de San Gil.
Subir, bajar,
Bajar, subir,
Días, meses, años.
Unos vinos,
Mus, carteta, guiñote...
Plaza.
Vida.
Tiempo.

Cada vez me cuesta más subir la cuesta de San Gil del pueblo de Cervera del Río Alhama, me cuesta, pero la bajada aún me cuesta más, no se si a todos los que rondamos una edad tranquila, el subir y bajar las cuestas, en este caso la de la calle San Gil, les pasa lo mismo, de verdad es que Cervera esta formada con calles que tienen cuestas y bajadas de un nivel pronunciado, sino, que se lo pregunten al viajante forastero que quiera ir al único hotel (con denominación de Hotel Rural Cervera ) que tenemos en Cervera, que se lo pregunten y verán lo que les responde, eso sí al final quedaran contentos de su hazaña de la escalada para subir en él  por la tranquilidad donde está enclavada su situación además su cueva-comedor que es pequeña, pero con estilo rural propio de las cuevas de Cervera, trasladándote a tiempos remotos de las cavernas prehistóricas, a mi sólo me falta algún ciervo medio pintado por mano indígena en la techumbre de la piedra de la cueva, sólo es cuestión de imaginación, algunas veces si miro hacia arriba después de comer o cenar, me da igual, veo la huella de algún rumiante pintado por mano cerverana, eso sí, acompañado de un buen vino de rioja en el yantar y con un amigo que hablar...
La subida o bajada de la calle en el momento del dibujo el barranco estaba al descubierto, hoy en día cubierto y cementado, los coches en aquellos momentos en Cervera no invadían las calles, eran los menos que circulaban, el viandante tenía su parsimonia que le correspondía al andar, para poder incluso pensar en la partida que se encontraría en el bar; arrastrado, mus, guiñote o alguna timba de carteta, hoy en día la carteta parece que está desterrada en Cervera por lo menos en el barrio de abajo, hace tiempo que no veo echarla a nadie, como hoy en día hay instaladas estas máquinas diabólicas, que uno juega euro tras euro,  todo acompañado del tinglado de luces que se encienden y se apaga para marearte, resultando que al final se lo queda la máquina y supongo que algo el del establecimiento, lo que si estoy seguro que el incauto que echa las monedas, éste seguro que se queda sin nada, el juego con dinero todo es un mal, de escoger , me quedo con la carteta es más emocionante, todos  alrededor de la mesa viendo al tirador de cartas con destreza, una para los de derechas y otra para los de izquierdas y a descubrir cartas haber quién gana, la primera que sale que hace pareja con la descubierta se lo lleva todo, se forman las apuestas, perdías o ganabas pero era entre nosotros, al final el que ganaba siempre estaba dispuesto a pagar una ronda de cafés o de chiquitos que te hacían olvidar lo que habías perdido, la máquina ni las gracias sólo destellos de colores para hacerte quedar más bobo contigo mismo.
Hoy en día tenemos una máquina destructora que no nos deja ni siquiera jugar, estamos en un sistema de gobernantes que se dicen “democráticos” y que se ampara en la constitución, ¡pero de que van! Leerla y lo verán, en los artículos que les interesa se apoyan en ellos, a morir, en los artículos que al pueblo les puede veneficiar pasan totalmente, han tenido la desfachatez de hacernos creer al pueblo español que tiene toda la culpa de lo que pasa, sólo basta con leer o escuchar diferentes voceros y medios de información, para sacar conclusiones, que si; enseñanza y sanidad, funcionarios, pequeños empresarios, etc... derroche, al contribuyente declarante de todos sus beneficios, le piden más esfuerzo, si tuvieran vergüenza ni al espejo se mirarían, eso sí, liberan a la banca, cajas, sueldos millonarios  y a las malas inversiones, procuran pasar e incluso muchas veces vuelven a reinvertir en la mala gestión, es incomprensible, sólo están de acuerdo todos los políticos cuando es en propio beneficio  (los políticos son necesarios vocacionales, no especulativos) lo malo de todo es que nos pasa como las máquinas de luces de los bares al final se lo quedan todo y nosotros nos quedamos con los destellos y vamos a casa vacíos de bolsillo y abobados. Y esto de los bolsillos vacíos, aún se podría aguantar, para muchos les queda el hambre y el hambre corroe las tripas y hace malos a los buenos. 



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