Soledad
Virgen. Contemplación
Satisfacción.
Recogimiento.
Amor
Sentarse en un banco por la mañana en la plazuela de la Ermita de la
Soledad un día sereno frio de invierno y contemplar Cervera con el fulgor de
sus chimeneas humeantes de fumata blanca como si fuera el nuncio de “habemus
papam” en señal de que en cada casa hay un mundo iniciando el día a día, la
vista desde este lugar, da mucho de sí, contemplas el pueblo, montes, vega, castillo
medieval y lo que queda de él encima de la llamada peña del castillo, ver
despuntar el sol por los montes del mediano con sus rayos de luz alumbrando el
monte de peña amarilla que poco a poco
va dando entrada de luz a todo el pueblo para dejarlo en su resplandor, es toda
una gozada, eso sí, tienes que levantarte temprano y pasar un poco de frío,
pero vale la pena poder dar un respiro a la mente. La Ermita lo que es capilla
interior siempre la he contemplado estilo confesionario desde la rejilla de su
puerta frontal, muchas veces puedes encontrar un ramito de flores colgando en
la puerta ya que no acostumbra a estar abierta a todas horas, es de dimensiones
pequeñas con su Virgen de la Soledad venerada por todos los cerveranos y sobre
todo por los habitantes del barrio de arriba que le profesan una gran devoción.
Sus bancos de sentarse instalados alrededores de árboles, también tienen su
parte lúdica ya que muchos noviazgos se han consolidado en ellos por ser
especial el lugar, que conste que no tuve la oportunidad de frecuentar el lugar como esparcimiento
amoroso, mi amor era del barrio de abajo y eso era otro cantar, hablo de mis tiempos jóvenes, seguramente que
hoy en día no hace falta tantos rincones para susurrarse amor eterno, hoy se
jura amor rimbombante en público y se deshace a golpes en privado, el separarse si tan mal va ¿es una
solución o más preocupación? soy de la generación, de los de hasta que la
muerte nos separe y la verdad, mal no nos ha ido, habremos puesto algo de nuestra parte para llegar a tantos años de convivencia.
De oca a oca y tiro porque me
toca
Sí, los ciudadanos de a pie y clase política, somos jugadores del Juego
de la Oca pero tenemos diferentes dados, los pudientes políticos al tirar sus
dados (están trucados saben mucho) nunca se caen en malas casillas del juego de
La Oca y si alguno tiene tan mala suerte o no ha tenido la destreza de saber
tirar los dados, pueden caer en la casilla 19 La Posada, solo se pierde una
tirada, por aquello del qué dirán también pueden usar la casilla 6 y 12 El
Puente se puede avanzar o retroceder, de puente a puente tiro porque me lleva la
corriente, normalmente ellos los
pudientes, con sus triquiñuelas acostumbran a caer en la casilla 5 es La Oca y
dice de oca a oca y tiro porque me toca, así cualquiera, ganan rápido sumas de
dinero del final de los apostantes (los contribuyentes), hay mas casillas
privilegiadas la 26 y 53 que son los dados muy apreciados por la clase política
sobre todo por algún presidente del levante español, de dado a dado y tiro
porque me ha tocado, uno no se lo explica tanta suerte, pero es así y nadie de
su cuerda duda, es cojonudo; El Pozo, El Laberinto, La Cárcel y La Muerte estas
casillas es difícil que caigan en ellas, aunque alguno, alguna vez ha dejado de
sortearlas y se ha metido de cuatro patas en el fregadero, por coger los dados que
vienen con el juego que son los legales y no los trucados que usan los
políticos. El ciudadano incauto, sobre todo el que ha elegido a su contrincante
X como jugador de su misma X, le cuesta ver o creer que dicho jugador nos
engaña, lleva atado el pañuelo tan
fuerte y oscuro alrededor de sus ojos, que hasta que no se lo quita y ve
la jugada ya es demasiado tarde, se lo ha llevado todo, el ciudadano que juega
de buena fe, este tiene que pasar el juego de La Oca por todas las casillas y
no hay Dios que le quite ni le dé ningún sobre-salto, este, el ciudadano de a
pie se lo tiene que currar, si es que le dejan y no está dentro del número
6.000.000 de parados, estos ni juegan ni tienen tiempo para jugar, ellos, lo
que quieren es salir del Pozo donde se
encuentran.
Poesia de Mª Isabel Jiménez Garraleta
Esperanza
Un susurro de esperanza
me ha parecido oír.
Una huella ya borrada
me ha parecido sentir.
Una nueva fantasía
me ha permitido vivir.
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