Acuarela
BOTIJO
FERROVIARIO. PUCHEROS
¿Alguna
vez se pensó que algún ferrocarril pudiera pasar por Cervera del Río Alhama? ¡Pues,
sí! Alguien se le ocurrió que así fuera, aunque la cosa no llego a tanto por
razones varias, en cambio en su tiempo, Valverde de Cervera tuvo su vía y su
tren, actualmente en vía muerta en espera de otros tiempos más prósperos para
esta comarca riojana tan depauperada y poco recordada.
En
mis tiempos de joven cuando el coche utilitario aun estaba en las antípodas, el
método de viajar más cómodo era el fe-rro-ca-rril, el tren de ferro ¡qué
tiempos! Me acuerdo de cuando preparábamos las vacaciones para ir al pueblo con
tren a Cervera; aquello para nosotros, la familia, mujer, hijo, no me acuerdo
si la hija participo en la odisea del tren o más bien le toco ya el 600 y como
no, el contador del cuento que ha pasado por todos. Era pensado con días, desde
el tranvía que teníamos que coger en Barcelona desde Sarria y hora para llegar
a la estación, los billetes anticipados en mano a punto para el revisor, y la
comida-recena junto con la bota de vino en ristre, era hombre de bota de
chirriar el vino entre dientes, en aquel entonces, además con gusto y felicidad
plena, a gloria nos parecía todo, preparada la comida por Luisa mi esposa, después
de 58 años aun seguimos en el tajo, para consumirla durante la noche en el
vagón del tren con asientos anatómicos de pura madera, El Gallego, a sí de esta manera se suavizaba
el viaje y sé hacía más ameno su
trayecto.
Salíamos
de la estación de Francia en el tren llamado por los usuarios, sino recuerdo
mal El Gallego, supongo por ser su final de destino la región de Galicia, los
trenes en aquel momento casi todos tenían apodo, El Sevillano, El Botijero,
etc… cada uno se sabía el nombre que le correspondía a su viaje. El tren salía
a las 22:00 horas más o menos, cogíamos asiento y si la salida se retrasaba un
poco lo primero que le decía a mi mujer, entonces para mí era mi mujer en grado
superlativo, algo he evolucionado ahora es esposa porque nos esposamos, con voz
de macho carpetovetónico me expresaba:
-saca la cena-.
Ella
siempre me contestaba con más coherencia,
–pero si aun no se ha puesto en marcha el
tren-.
A mi me daba igual
–a comer-.
Normalmente
para este viaje siempre cocinaba un conejo asado al horno untado con alioli,
que a mí me parecía una obra de arte culinaria de la guía Michelin y aun me
sigue pereciéndolo, la cena, muchas veces antes de salir ya estábamos a media
cena, algunas veces la compartíamos con otros viajeros comensales que aportaban
su propio ágape, otros gustos, todo acompañado de trago va y trago viene, que
recuerdos, nos daba en que hablar hasta que el sueño se nos apoderaba durante
trayecto, no sé el pensar de los demás de estos momentos ya que nunca me
preocupe, para mí de una felicidad completa, que al recordarlos se me hace la
boca agua, mi caldera podía con todo. A tantas horas de la madrugada (de 5:30 a
6 horas) llegábamos a Castejón si no había contratiempo, donde una familia
amiga de Luisa nos acogía hasta la salida del autobús que nos llevaría a
Cervera. El medio de transporte el aguante y el tiempo era lo de menos, lo que
valía para todos nosotros era la ilusión con que afrontábamos cada una de las
circunstancias a resolver.
Este
botijo del cuadro que tiene dos posiciones de plante, dicen que lo usaban los
maquinistas de trenes de vapor para conservar el agua fresca, ya que lo colgaban
en un pedestal asentado en un lado de la máquina de vapor para que el aire lo
conservara en su punto de frescor. Los pucheros de cocer alubias o lo que se
terciara, arrimados al fuego son los que usaban en todas las casas con sus
arrimaderos los “sesos” (guardapucheros de hierro), en el momento de hacer el
puchero, siempre había algo que hervir. En nuestros días con un microondas
aunque sea de baja frecuencia, nos sobra y nos basta para calentar una comida,
antes precocinada, en laboratorios con mucho seso y ahorrándonos tiempo para
olvidar del nuestros pucherazos de antaño. Amen.
UN CULO PEGADO A UN SILLIN DE BICICLETA
Los
amantes de la bici y un poco masoquistas de darle al pedal, nos gusta y nos
entretiene el ir con el culo pegado a la bicicleta, aparte de conservar y
cumplir el dicho de: -quién mueve las piernas mueve el corazón-, una expresión muy
válida y eficaz; seguramente habrá otras formas de mover las piernas con
satisfacciones más elevadas espiritualmente y sexualmente que te puedan hacer
feliz y agitar el corazón a niveles de locura amorosa… A mi edad me conformo
poder sentarme en el sillín de mi bicicleta y darle al pedal aunque sea con una
bici-batería, suministrando corriente a un motor eléctrico que ni puta idea de
cómo funciona acoplado en la rueda trasera, sirviendo de ayuda a mis piernas de
tantos años de servicio a la patria y poder contemplar sentado desde el culo-sillín
todo el recorrido paisaje, sin tanto esfuerzo corporal que haya uno podido
recorrer en sus paseos en Cervera del Río Alhama y sus alrededores, par mi
preciosos, si uno sabe buscarle la belleza en cada uno de sus momentos y
lugares, que no es moco de pavo.
Mientras
a uno le queden ganas de vivir y pueda moverse, lo último que le diría a
cualquier persona de cierta edad, es que optara por la silla con motor
eléctrico para desplazarse en pequeños recorridos, uno puede desplazarse y
hacer lo mismo dándole al pedal como ayuda al bombeo de su corazón, es una
garantía de más movilidad y salud, como digo, si tu cuerpo aun responde algo y
si a montado y sabe ir en bicicleta. Siempre se puede optar por un triciclo
eléctrico, que tampoco está mal y es de más estabilidad, pero eficaz para
paseos.
Llevo
años practicando como deporte el ciclismo a un nivel muy simple, casi diría cómo
del siglo del pintor Casas del cuadro del bar-restaurante Els Quatre Gats. De joven
los desplazamientos con bici podían llegar a 60 e incluso 100 km un fin de
semana, aparte de unos pocos kilómetros más diarios, ahora no, en cambio desde mi jubilación entre
ir a comprar y paseos los 10 y algo más los hago cada día en Salou donde el
circuito es llano no cómo en Cervera del Río Alhama donde las bajadas son un
goce con el soplo de aire dándote a la cara y llenarte los pulmones de todos
sus aromas del monte, ¡ah!, pero la subida… ya no es igual, aquí es cuando
actúa el maravilloso motorcito eléctrico y, aunque tienes que pedalear te ayuda
a que el esfuerzo no sea tan fatigoso, una maravilla a mis años, si puedes te
la recomiendo, una bici-eléctrica. Para alcanzar estos pequeños caprichos una
de mis formulas es haber dejado de fumar (d0s cajetillas diarias me fumaba),
así lo hice yo, te puedes comprar bici, móvil, ordenador etc, pequeñas cosas
que te harán más feliz que el gasto y perjuicio del tabaco. Difícil pero se
puede.
El ir
sentado y pegado al sillín pedaleando una o dos horas aparte del ejercicio
físico, hay muchos más ejercicios para desarrollar, el sentido de la
anticipación sobre los transeúntes que te encuentras en los recorridos
acertando si giraran a la izquierda o la derecha o te taponaran tu carril, te
da viveza el poder sortearlos, equilibrio, el tiempo que puedes pensar en mil
cosas en los recorridos sin tener que hablar con nadie porque nadie se te
acerca, es otra forma de ejercicio y de vida, la bicicleta en carretera siempre
es más polémica por las circunstancias; si todos respetáramos nuestra conducta
de circulación seguramente los accidentes serían muchos menos, pero no siempre
es así. Aunque donde está el hombre sea sentado, de pie, en mulo, en coche, en
bicicleta o en barca el accidente está flotando siempre en su alrededor, hay
que ser prudente, pero no por eso hay que dejarse y tener miedo al destino.
Siempre inseguro.
VIDA DE DISFRAZ
Correr,
correr, soñar.
Nada es
realidad.
Sueño,
sueño, sueño…
¡Dejadme
soñar!
Vida
engañosa,
vida
de disfraz.
Todo
hoy es sueño.
Te
quiero alcanzar.