Sombras

martes, enero 12, 2016

CERVERA DEL RIO ALHAMA - Campanario de Santana con sus aviones -

 Pinturas congeladas

SANTANA Y SUS ACÓLITOS DE VERANO 

Seguramente los lingüísticos me tildaran de usar palabras inapropiadas al hecho de llamar acólitos a los llamados aviones o vencejo común (Apus apus) que en un tiempo corto del verano se mueven por los campanarios de Cervera del Río Alhama, sólo es una asociación perceptiva y asociada al, no, color del negro de tiempos pasados. Donde supongo los vencejos, en el breve tiempo de su estancia, hacen su puesta de huevos para dejar a sus descendientes a punto para la emigración; cada vez el cielo de Cervera abundan menos cantidad de aviones por tener el pueblo en unas condiciones de mas limpieza, los mosquitos no afloran como antes, donde las ollas de ciemo de muchas casas se encontraban y proporcionaban en puro auge de transformación de larvas de mosquitos y otro tipo de insectos que daban alimento a toda esta clase de pájaros insectívoros, a pesar de todo si uno está atento vera volar con rapidez a los: en mi pueblo también llamados (Falsetes) a los aviones, es una gozada verlos y no verlos con qué rapidez llevan sus vuelos de un lado a otro, como la misma vida, con rapidez de relámpago. 

El campanario de Santana, al fondo se deslumbra el Piedralen, monte enigmático del pueblo, que seguramente muchos de los cerveranos, nunca hemos pisado, yo me encuentro entre ellos y a estas alturas no creo que mis pies lo puedan definir como pisado; desde lo alto seguramente tendrás buenas vista que fotografiar oteando por muchos lados, si aún eres joven sesentón, anímate a ver Cervera de un punto distinto, que tal vez, sea mejor que las vistas clásicas que hacemos todos, hay tantos puntos de mirar las cosas, que ver siempre lo mismo puede que no siempre sea lo mejor. 

HACIENDA, NO SOMOS TODOS, UNOS SON MENOS 

¿Pero qué me dices Pura? -Pues si chica… no somos todas hacienda algunas ni siquiera saben o sabían que existía sitio tan singular, gente de alto copete, donde el Ministro Cristóbal Montoro nos lo recuerda en cada instante de su publicidad, DE QUE TODOS SOMOS HACIENDA…, pero el dilema más crucial es que letrados, significativos, del estado pagados por nosotros, corroboran que es verdad no todos somos hacienda, tu eres una mierda, a pagar, al que ellos les interesa están fuera de dudas, ni hacienda, ni siquiera se les nota mala fe en todo lo defraudado. Mi marido, que está siempre en Babia, cuando miramos por la TV todo el afer, me dice que le da pena ver las caras tan triste de los, algo, imputados, yo le recuerdo a mi marido, -es que ya no te acuerdas cuando te prejubilaste allá por el año 1992, que te dieron en aquel entonces una pequeña cantidad de dinero por tus 33 años de constancia y permanencia en el trabajo y tú con lo recibido, enseguida, te fuiste a Ibercaja a ingresar el gran “capital”, los pusiste a un fondo de la Iber, incauto, consejo del director; como si fuera ahora mismo, me acuerdo que al cobrar los primeros intereses al hacer la declaración de hacienda te fuiste al banco a preguntarle al banquero de turno que es lo que declaraba de los beneficios, viniste a casa diciéndome, con alegría, que estos fondos no hacía falta declararlos que eran fondos de la Ibercaja y allí se integraban muchos ahorradores y que todos juntos hacienda nos pudiera pedir nada a cambio ya que nada constaba de la cuenta de los inversores, al cabo de dos años, pobre de notros, te llamaron en la Central de Hacienda donde te pusieron los puntos sobre las íes, usted cada año vende y compra, no sabía de que me hablaban y tuviste que pagar la multa correspondiente, penosa para nosotros. La Ibercaja no se si pago, sólo sé que tu queja no sirvió de nada, pero les aseguro que mi marido no tuvo la culpa de no retener los beneficios para hacienda, en aquel momento, ni sabía lo que era un fondo, ni creo que lo sepa ahora, pero si sabía que tenía que pagar, la caja también sabría que se tenía que pagar por los beneficios recibidos, seguramente ellos entraban en el rollo de no todos somos hacienda. Y ahora quieres que yo sienta pena para unas personas que lo han tenido todo, desde dinero a personas, no como tú, que les han podido asesorar en todo y sobre todo. Nada de nada la …pena penita… pena, solo me sirve para el cantar.

 

¿CÓMO SE LLAMA? 

Se quedo en su mundo, mundo de papel. 
No conocía a nadie, ni quería conocer. 
Cuentan que una noche, antes del amanecer, 
dio un grito tan grande, que la hizo enloquecer. 
Lleva el pelo largo, triste madurez, 
los ojos hundidos de tanto llorar por él. 
Ella sigue en su mundo, mundo de papel 
¿Sabéis cómo se llama? Se llama Isabel. 

Poesia de Mª Isabel Jimenéz Garraleta del libro –Retazos de mi vida-

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